Ayer te vi. Pensabas seguro en tu vida, en las obligaciones de un viernes. Tal vez, en las ganas de quedarte en tu cama. En ese sueño, el cuál poco a poco vas realizando. Te extrañé un poco. Al verte, sonreí. Me hizo feliz. No me viste o eso pienso...
Se me vienen a la mente todos los recuerdos, nuestras aventuras, nuestras locuras, nuestros proyectos. Todo cambio en un instante, no puedo creerlo. Lo pienso y me agarra nostalgia. Ganas de llamarte se que si leo nuestros e-mails, el llanto no cesaría. Si las extraño.
Fue mi culpa, lo se. Pero también fue tuya. Ambas lo fuimos. Somos orgullosas, rencorosas, de un perdón casi imposible. No obstante, te perdoné. No te guardo rencor. Te quiero de una forma pura y me hace feliz saber que vos estas bien.
Pongo mis esperanzas en aquella frase de Drexler "No creo en la eternidad de las peleas". Algun día, volveremos a hablar. Es Así, las gemelas siempre se vuelven a encontrar...
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